Y es que si hablamos de verdades deberíamos hablar de una verdad universal.
La única verdad del ser humano
es la soledad del alma,
de verse tan diminuto frente a este mundo tan grande,
de sentirte incomprendido, incoherente
frente a esta vida tan absurda.
Y aunque queramos mentirnos,
la verdad es que somos prisioneros de la razón,
esclavos de nuestros propios pensamientos,
creemos ser libres, ansiamos la libertad.
Y el ansia nos hace más esclavos.
Porque la libertad no es más que eso, un estado de animo.
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