Un ruido frenético no me deja pensar...
Las suelas gritan al contacto con el suelo, gente alterada, estresada y frenética, divagan, corren y mirar relojes que parecen que se hayan parado hace ya mucho. Ojalá se parase el tiempo piensan muchos. Pero ya llega el metro, cada uno sube, piensa si subirse o sigue esperando al próximo. La verdad es que yo subo, espero que la gente salga y otros muchos entren, me quedo sin sitio rápidamente, "mi camino no es tan largo" pienso, me apoyo en la pared y observo.
Gente en silencio, gente con sueño y unos pocos riendo, otros observan como yo el ir y venir de los viajeros, hay que abren libros, otros que encienden sus libros electrónicos y se colocan sus auriculares, pero todos están concentrados en sus cosas más no comprendo el estrés por subir al metro, solo me sale pensar que deberá ser por poder hacer su viaje sentado en uno de sus muchos incómodos asientos de plástico.
Y pensar que yo llego a pasar dos horas al día encerrada en uno de esos metros... pff
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